Del 15 al 22 de febrero 2020
La Asociación Republicana Irunesa Nicolás Guerendiain quiere rendir homenaje al poeta Antonio Machado y para ello se colocarán en el jardín de Luis Mariano de Irun, carteles con fragmentos de sus poesías más populares.
Hace 81 años de la muerte del ilustre poeta, el 22 de febrero de 1939 en Colliure, Francia; y desde el día 15 al 22 de febrero su voz será recordada en Irun con fragmentos de su obra poética.
Nació en Sevilla en 1875, en una familia republicana. Su vida como profesor de francés le llevó a diferentes destinos, Soria, Segovia, Baeza, Madrid. Vida docente que compaginaría con su trayectoria poética y política.
Machado comprometido con el momento histórico, se declara siempre defensor de la República, cuya proclamación comparará con la llegada de la primavera. Son sus manos las que ayudarán a izar la bandera tricolor en Segovia el 14 de abril de 1931.
La II República pondrá especial atención a la enseñanza en un país poblado de analfabetos y dominado por la iglesia, Machado colaborará con las Misiones Pedagógicas que pretenden llevar la cultura a las zonas más recónditas del país.
Antonio no duda en su republicanismo, admirador de Azaña, se afilia a Izquierda Republicana, partido surgido de la fusión de partidos republicanos.
El poeta observa el ascenso del nazismo y manifiesta su inquietud por su imparable expansión a una España que en 1933 está gobernada por las derechas. No dudará nunca en manifestarse en contra del fascismo.
Machado defenderá la República después de iniciada la guerra tras el golpe fascista. El asesinato de García Lorca le afectará profundamente “El crimen fue en Granada” llorará su poesía.
Se adhiere a la Alianza de Intelectuales Antifascistas, enfrentándose a los Gobiernos de Francia e Inglaterra que al negarse a intervenir en el conflicto se colocarán de parte de los fascistas.
Cuando Madrid está a punto de caer, Machado va a ser trasladado a Valencia, a su pesar, él habría querido quedarse en Madrid. Es en Valencia donde leerá ante una gran muchedumbre su elegía a García Lorca.
Desde Valencia se trasladará a Barcelona en abril de 1938. Allí participa en la despedida a las Brigadas Internacionales. En su mente está el Madrid que nunca quiso abandonar y muestra su admiración por el general Rojo y su deseo de salvarlo “No pasarán”.
El camino desde Barcelona a la frontera es duro, salpicado por las bombas de los facciosos, junto a él va parte de su familia y sobre todo le acompaña su madre Ana, por la que profesa un amor entrañable. Las bombas les obligan a huir de España y pasar la frontera hacia Francia. Un viaje que les iguala a una muchedumbre que busca refugio en ese país que va a tratar a los refugiados españoles en muchos casos con crueldad. Los campos de refugiados, en realidad campo de concentración, serán el destino de muchos de ellos; en pésimas condiciones, separando a padres de hijos, a mujeres de maridos. Los guardias senegaleses son implacables. El poeta tiene más suerte y se instalan en el pequeño pueblo de Colliure, en un pequeño hotel que pueden pagar a duras penas.
Un Machado viejo y marchito se duele de su España, el dolor acentuado por la posición de su hermano Manuel a favor de los rebeldes.
En sus últimos días se define como “Un viejo republicano” que se mantiene donde siempre ha estado: al lado del pueblo. Frente a aquellos que “vendieron España”.
El día 22 de febrero de 1939 a las tres y media de la tarde murió el poeta lejos de España .Su madre morirá tres días después. Serán enterrados en el pequeño cementerio de Colliure. En el bolsillo de su gabán encontraron su último verso “Estos días azules y este sol de la infancia”.
(Información recogida del libro “los últimos caminos de Antonio Machado” de Ian Gibson.)