Asociación Republicana Irunesa
"Nicolás Guerendiain"
Defensa de los valores republicanos y la recuperación de la memoria histórica

Poesía

“Que no vuelva a haber otra guerra,
pero si la hubiera,
¡que todos los soldados
se declaren en huelga!”

Gloria Fuertes

Muchachas en su mayoría menores de edad detenidas, juzgadas y fusiladas en 1939 por haber intentado, según el fiscal, reconstruir las Juventudes Socialistas Unificadas, organización a la que algunas habían pertenecido durante la guerra. Eran quince mujeres, pero dos se libraron, una por tener quince años y otra por estar su nombre escrito como el de un varón, y sólo trece fueron ejecutadas. Avelina, muy conocida, Joaquina, Pilar, Blanca, Ana, la de mayor entereza, Julia, Virtudes, Elena, Victoria, Dionisia, Luisa, Carmen y Martina.

Pasaron a la historia por "las trece rosas", título de un poema escrito por una de ellas

LAS TRECE ROSAS

Madrid se viste de luto,
por trece rosas castizas,
trece vidas se cortaron,
siendo jóvenes, casi niñas.

Malditas sean las almas,
de sus verdugos fascistas,
que con guadañas de odio,
segaron sus cortas vidas.

España es vuestra madre,
su cielo vuestra sonrisa.
sus campos tienen la sangre,
de unas rosas, casi niñas.

El pueblo de Madrid os quiere,
ese pueblo que abomina,
de salvadores de patrias,
de rojos y de fascistas.

Madrid es patria de todos,
su nombre solo mancillan,
el odio de los caciques,
cuya razón es la envidia.

Las rosaledas de parques,
de esta, nuestra España chica,
reflejarán vuestras caras,
vuestras sonrisas de niñas.

Benditas seáis mil veces,
benditas vuestras familias,
malditos los asesinos,
que nuestras rosas marchitan.

Quiero olvidar

Quiero olvidar a este hombre que murió
porque no opinaba como los míos.
Quiero callar el suspiro sombrío
de estas amapolas negras
que crecieron sobre los cuerpos vencidos,
estos cuerpos que yacen en el sepulcro del rencor,
y que mueren cada día un poco más
porque la misericordia tiene amnesia.

Quiero olvidar estos seres desencarnados,
estos ojos que veían la muerte,
estos labios que presentían la tortura,
estas manos que se agarraban aux barbelés
de los campos de la ignominia.

Quiero olvidar a esta mujer que tuvo la culpa
da amar al que no ganó la paz,
a este mujer que arrastra su alma atormentada
por un campo segado de amor y de cordura.

Quiero olvidar a esta mujer sin luz
que mora en la agonía de los días que fenecen.

Quiero olvidar a estos huérfanos del exilio
que vagan por el mundo sin saber a que tierra
pertenecen
porque un día maté a un hermano
que no opinaba como los míos.

Contar...

El paso por la frontera...
los campos de concentración
y montañas de tristeza:
la lucha para vivir
guardando la esperanza
de volver a nuestra tierra,
que nunca quedó olvidada.

Mas la angustia,
la cizaña de pensamientos dispersos,
debilitaron las fuerzas
de aquella juventud sana,
que se marchó voluntaria...
al maquis, la resistencia
y a reivindicar España,
cuando habían pasado
por los campos de exterminio
cuya tragedia ¡fue amarga!

Trabajar; de todo un poco,
en el bosque, la mina, el campo.

Ha sido a fuerza de años,
con una espina en el alma
que nos fuimos integrando
a esta tierra de Occitania
que en los reculados tiempos
se entrelazó con Hispania.
¿Queréis escribir la historia,
ír contar, cazar palabras?

Mortecida la memoria
que ya poquísima queda...
es como hacer el inventario
cuando una manga de viento
parte de lo que hay, se lleva.

Sara Berenguer

MUERTOS LEJANOS

Callada quiero la vida.
Dejadme sola, callada,
e iré con el pensamiento
donde las risas no alcanzan.

De aquel mudo cargamento
seré dulce compañía:
mañana no tendrá sol
ni la alegría del agua.


Nunca en la mejilla húmeda
pondrá ya el amor su llama:
para sus dorados sueños
se hizo la noche muy larga.


¡Juventud, barca anegada
con todas las velas altas!

Clementina Arderiu

A Federico:

Tú dijiste: "por ahí vienen envueltos
en sus capas con alma de charol y
calavera de plomo".

Nunca viste sus fusiles igual que sus
cerebros cargados con balas de plomo.
No para matar miserias e injusticias.

Te mataron por pensar, tu "barraca", tu
cultura, tu bondad, tu poesía. Tu recuerdo
de tanta grandeza nunca lo podrán matar.

Leerte es quererte, los pétalos de tu poesía
siguen dando aroma.
Federico, gracias, tú eres universal por
regalarnos la semilla de la libertad.

Irun 5-6-1998

Antonio García Fresnedo.

Memorias del 36

Aquellos interminables
¡Treinta y dos meses de "Cruzada"!
(Ni "Cruzada" ni guerra ¡degollina!)
Para mí, lo peor del siglo veinte.
Fue el crimen a sangre fría,
duró tres años,
ese horror lo viví día a día,
en plena juventud
tuve hambre y frío
muriendo y conviviendo
con el cadáver de mi alegría.

Menudo menú

En la guerra comíamos…
de extraordinario,
piltrafas con patatas o con arroz
los domingos,
en el colectivo comedor.
Los lunes,
lentejas rellenas de cucarachas pequeñas.
¡Nada de qué horror!
El horror era
que se estaban matando alrededor.

Gloria Fuertes

Venía tu cuerpo moreno
En el agua rosada del río.
Un viento, de pena callada,
Retorcía los grises olivos.

Venía tu cuerpo moreno,
Inmóvil y frío.
El agua, cantando, pasaba
Por tus dedos rígidos.

¡Venías tan pálido,
soldado, en el río!

La boca cerrada, las manos heladas,
La piel como el lirio;
Y una herida roja, en la frente blanca,
Y una luz de aurora, en los ojos limpios…

¡Qué muerte la tuya, soldado del pueblo,
bravo miliciano, corazón amigo;
qué muerte más dulce, cien brazos de agua
ceñidos en torno de tu rostro lívido!

No venías muerto sobre el agua clara;
Sobre el agua clara, venías dormido:
Un clavel granate, en la sien nevada,
Y en los ojos quietos, dos luceros vivos.

¡Qué pálido y frío,
venía tu cuerpo moreno
sobre el agua rosada del río!

Ana María Martínez Sagi

ÉXODO

Una mujer corría.
Jadeaba y corría.
Tropezaba y corría.
Con un miedo macizo debajo de las cejas
y un niño entre los brazos.

Corría por la tierra que olía a recién muerto.
Corría por el aire con sabor a trilita.
Corría por los hombres erizados de encono.

Miraba a todos lados.
Quería detenerse.
Sentarse en un ribazo y con su hijo menudo.
Sentarse en un ribazo y amamantar en paz.

Pero no hallaba sitio.
No encontraba reposo.
No lograba la pausa sosegada y segura
que las madres precisan.
Ese viento apacible que jamás se interpone
entre el pecho y el labio.

Buscaba cerca y lejos.
Buscaba por las calles,
por los jardines y bajo los tejados,
en los atrios de las iglesias,
por los caminos desnudos y carreteras arboladas.
Buscaba un rincón sin espantos,
un lugar aseado para colocar una cuna.

Y corría y corría.
Dio la vuelta a la tierra.
Buscando.
Huyendo.
Y no encontraba sitio.
Y seguía corriendo.

Y el niño sollozaba débilmente.
Crecía débilmente
colgado de su carne fatigada.

Ángela Figuera Aymerich

MI VENTANA

El viento
bate espadas de hielo.

-No abriré la ventana-

El viento
decapita luceros.

-No abriré la ventana-

El viento
lleva lenguas de fuego.

-No abriré la ventana-

En telegramas de sombra
que van llevando los vientos
se lee ya la Gran Noticia
que conmueve al Universo...

-Yo no abriré mi ventana-

Concha Méndez

Guernica

Son todos los ojos muertos
de cualquier raza ó religión,
todos son inocentes,
los prepotentes esta tierra que pisamos
la han convertido en su jardin,
sólo saben sembrarlo con dolor
regada con lágrimas y sangre
de todos los ojos muertos,
de todos los inocentes;

Los pacíficos no podemos nunca perder la esperanza,
si eso ocurre daremos motivo
a los violentos para seguir masacrando
Lo más bello que tenemos en este mundo,
es un niño, un libro y una flor,
lo defenderemos con armas maravillosas,
libros, cultura y comprensión.

Antonio García Fresnedo.

Fechas para recordar en

Noviembre

Angula berria
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